8 de marzo de 2009

MOTIVACIÓN Y CAPACIDAD DEL ALUMNADO

La diversidad del alumnado es enorme si tenemos en cuanta todos los aspectos, pero si nos centramos en solo dos aspectos, nos quedan cuatro tipos básicos. No soy partidario de clasificar, pues siempre implica una simplificación, y entre los cuatro tipos hay siempre un continuo.
Dentro de la motivación podemos encontrar desde alumnado muy motivados hasta el que no le interesa nada lo que se hace en clase. Los extremos no son buenos, y además se tocan, así que cuando encontramos a un alumnado extremadamente motivado, seguro que afecta a algún otro aspecto de su persona, como su sociabilidad o su sobreadaptación, aunque a nivel académico podamos pensar que es un alumno ideal.
En cuanto a las capacidades, podemos encontrar desde el alumnado que entiende todo a la primera y sabe hacerlo todo bien y rápido, hasta el que no se entera de nada ni sabe hacer las cosas bien, pasando por los que les cuesta más o menos.
Si hiciéramos un gráfico, encontraríamos cuatro cuadrantes:
Elevada motivación y elevada capacidad: Todos quisiéramos un alumnado así. Lo aprueban todo, no suelen generar conflictos y se puede trabajar con ellos e incluso con cierto nivel.
Elevada motivación y poca capacidad: Aunque le cuesta entender las cosas y es lento, suele ser trabajador y se esfuerza a hacer todas las actividades. Aunque suspenda los exámenes al final aprueba por trabajo y actitud. Necesitan más tiempo y dedicación (normalmente basta con una adaptación curricular) por parte del profesorado pero suele ser muy agradecido.
Poca o nula motivación y elevada capacidad: Aunque sea inteligente, no suele trabajar ni en clase ni en casa, no estudia suficiente y acaba suspendiendo. Además suele presentar una actitud negativa, e incluso molesta y genera conflictos. Al ser inteligente es el más difícil de tratar y al que la mayoría del profesorado no desea en clase.
Poca o nula motivación y poca capacidad: Suele ser un alumnado que ni se esfuerza ni trabaja en clase, y aunque quisiera no tiene suficiente capacidades. Puede que sea consciente de sus limitaciones y haga tiempo que ha tirado la toalla. Como se aburre en clase procura distraerse, juntándose con los desmotivados, aunque, en este caso, es más fácil de manejar por su falta de malicia.

En los dos últimos tipos de alumnado poco puede hacer la pedagogía y los diferentes métodos, salvo en los casos leves de motivación y, en todo caso, el tipo de clase tradicional no funciona en absoluto. Es la causa del elevado fracaso escolar, y por mucho que desde la Administración se nos apriete para que hagamos las programaciones, adaptaciones curriculares, y papeleo en general, la influencia en reducirlo es escasa, como se demuestra año tras año. La solución pues no pasa por ahí, sino por buscar las causas de esta desmotivación del alumnado que parece no provenir de los parámetros externos socio-culturales o económicos. Los profesores que hemos hecho tutoría sabemos mejor de donde viene esta desmotivación, pero claro, a nosotros no se nos consulta.

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