23 de junio de 2013

Meditación trascendental contra el fracaso escolar - La Razón digital

Meditación trascendental contra el fracaso escolar - La Razón digital

5 de diciembre de 2011

CÓMO REDUCIR EL DÉFICIT DE ATENCIÓN

El déficit de atención o TDA dá muchos problemas al profesorado en clase, y además es causa de fracaso escolar, ya que causa una falta de concentración, necesaria para aprender, estudiar y atender en clase.
Os transcribo un artículo en que los neurocientíficos han descubieto que la meditación ayuda tanto al profesorado (para reducir el etrés y la ansiedad) como al alumnado (a mejorar la concentración, la estabilidad emocional y a ser más conscientes de sus actos). Ya hay Escuelas en que se enseña y practica la meditación en clase de forma periódica, como una actividad más, y han obtenido buenos resultados, ¿porqué no en los Institutos? Ahora se ha demostrado científicamente. Ya no hay escusas.

"Un grupo de investigadores en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), descubre lo que hay que hacer para mantener en buen estado el cerebro y libre de enfermedades que le afecten: meditar.
 "Al meditar, los pensamientos y las emociones desagradables se diluyen.
Según este estudio, la práctica de la meditación modifica la estructura física de nuestro cerebro, permitiendo un mejor funcionamiento y manteniendo un buen estado de salud en general. No solo ayuda a combatir la ansiedad y el déficit de atención; dedicar unos minutos al día a la reflexión mejora el estado general y ahuyenta trastornos psiquiátricos como el autismo y la esquizofrenia. El estudio se realizó utilizando imágenes cerebrales a novatos y expertos en la meditación, mientras practicaban tres técnicas distintas de meditación.
Utilizando como técnica la resonancia magnética por imágenes en alta resolución, los investigadores han descubierto que, en aquellos que practican la meditación, ciertas regiones del cerebro son más grandes que en los sujetos de un grupo de control similares en todo excepto en que no practican la meditación.
En concreto, se ha observado un aumento de volumen en el hipocampo, la corteza órbito-frontal, el tálamo y el giro temporal inferior, áreas relacionadas con las emociones.
"Las personas que meditan regularmente tienen una habilidad singular para cultivar las emociones positivas, mantener la estabilidad emocional y comportarse de manera más consciente", señala Judson A. Brewer, profesor de psiquiatría y autor principal del estudio, publicado en la revista 'Proceedings' de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.
Entre los beneficios de la meditación están el poder concentrarse mejor, así como controlar con mayor eficacia las emociones y los niveles de estrés. La investigación también ha confirmado que las personas que meditan gozan de un sistema inmunitario reforzado.
Asimismo, al meditar, aumenta la actividad de otras áreas cerebrales "que modulan la experiencia del dolor, reduciendo el malestar que provoca".
Según Brewer, comprender cómo funciona la meditación ayudará a investigar una serie de enfermedades.  De hecho, añade que la meditación ayuda con una gran variedad de problemas de salud y enfermedades, como puede ser el cáncer, la prevención de la psoriasis o ayudar a dejar de fumar, por citar algunos.
Además, las personas que meditan durante muchos años desarrollan una nueva red neuronal por defecto en la que hay una mayor conciencia de uno mismo y del presente, y menos ensoñación.
Fuente: Universidad de California, Los Ángeles.(en inglés)
Articulo sacado de:

28 de julio de 2009

ACTITUDES DE FRACASO II

Las actitudes antes comentadas de la atribución causal externa o interna y la de confianza en las propias capacidades y habilidades se suelen adquirir fuera del ámbito escolar, pero se pueden modificar en el día a día de clase.
Pero ¿qué es una actitud? La actitud consta de tres elementos: creencia o pensamiento, emoción y conducta. Ante un suceso nuestras propias creencias provocan emociones, y estas emociones son las que nos llevan a realizar las conductas que, a su vez, tienen unos resultados .
Por ejemplo:

Tengo un examen de Mates -> Las Mates son muy difíciles ->
______(Hecho)_______________(Creencia)

Desánimo -> No estudio lo suficiente -> Suspendo el examen
(Emoción)______(Conducta)_________(Resultado)

Aunque parezca lineal, en realidad es circular, pues el resultado confirma internamente la creencia formando un bucle del que es difícil salir solo.
¿Qué es lo que hace que ante un mismo suceso cada cual responda de forma diferente? La diversidad precisamente, que no es más la diferencia de creencias y valores individual.
Dependerá de la habilidad y experiencia del profesorado para detectar y romper estos bucles de actitud negativos y limitadores en el alumnado, cambiándolos por los positivos.
Algunas técnicas que pueden ayudar a trabajar con actitudes son las siguientes:
La PNL (Programación Neuro-Lingüística) dice que hay que vigilar la forma en que nos comunicamos, pues transmitimos más de lo que queremos decir. Transmitimos actitudes y formas de pensar, nuestras propias creencias, y a su vez reforzamos en el oyente estas mismas actitudes. Cuando haces una afirmación o una pregunta, esta lleva implícita una o más presuposiciones. Una presuposición es una suposición que tiene que ser aceptada como cierta antes de aceptar la afirmación o pensar en la respuesta. Así pues, en nuestro caso, tu forma de decir las cosas puede transmitir confianza en las capacidades del que escucha o reforzar su incompetencia, y lo mismo pasa con si el mérito es suyo o es cuestión de azar.
Ejemplo: Le devuelves a un alumno un trabajo corregido y le comentas:
a) “Te ha salido muy bien, un Notable” y él te contesta “¡Qué suerte!”
Presuposición: el mérito no es tuyo, es cuestión de azar.
b) “Lo has hecho muy bien, te mereces un notable” y él contesta “Me lo he currado”
Presuposición: el mérito es tuyo y fruto de tu bien hacer.

La PNL incorpora en el lenguaje cuatro presuposiciones fundamentales:
□ Cada cual tiene los recursos que necesita o puede adquirirlos (el sabio maestro no es el que sabe todas las respuestas sino el que tiene todas las preguntas sabiendo que el alumno o alumna tiene todas las respuestas).
□ En cualquier situación cada cual toma la mejor opción que puede (todos hacemos las cosas lo mejor que sabemos, y a medida que aprendemos las vamos haciendo mejor).
□ El comportamiento humano está dotado de propósito (nos movemos por objetivos y valores, y si cambiamos éstos indirectamente cambiaremos el comportamiento).
□ Si quieres comprender, actúa (no basta con ser conscientes, hay que ponerlo en la práctica: pro-actividad).

El Coaching es una técnica que sirve para ayudar a los demás a alcanzar sus objetivos. Una forma de trabajar en clase es precisamente por objetivos, y de hecho están presentes en la programación del curso y los podemos sacar del currículum. Así pues nosotros mismos podemos utilizar el Auto-coaching para lograr con el alumnado los objetivos que nos marcan o nos hemos marcado, o aplicarlo para orientar al alumnado a lograr los objetivos del curso, trimestre o tema. El buen coach trabaja siempre para ser superfluo y no para ser indispensable, y como el resultado del coaching es la excelencia a largo plazo y la capacidad del cliente para avanzar por sí mismo, puede ser una buena técnica para fomentar la autonomía del alumnado y enseñarle a trabajar por objetivos. Como incita a la acción para lograr los objetivos es una técnica pro-activa.
La educación con Inteligencia Emocional (IE) aporta una serie de herramientas y prácticas que ayudan a una buena educación en autodisciplina, responsabilidad e inteligencia social y emocional. ¿No es precisamente esto lo que queremos en nuestro alumnado? Trabajarían más y mejor y habrían muchos menos conflictos. Antes de que Daniel Goleman creara el concepto, solo se media el coeficiente intelectual (CI), pero una persona podía ser muy inteligente pero ser una nulidad en cuanto a relaciones sociales, empatía, autocontrol, saber trabajar en grupo..., con lo cual este coeficiente no era suficiente. Se olvidaba de una parte muy importante del ser humano, como son las emociones. Los objetivos de la educación con inteligencia emocional son precisamente enseñar a:

1. Ser conscientes de los propios sentimientos y de los de los demás.
2. Mostrar empatía y comprender los puntos de vista de los demás.
3. Hacer frente de forma positiva a los impulsos emocionales y de conducta y regularlos.
4. Plantearse objetivos positivos y trazar planes para alcanzarlos (pro-actividad).
5. Utilizar las habilidades sociales positivas a la hora de manejar las relaciones.

En todas ellas he colocado entre paréntesis la proactividad. Ello es debido a que la mayoría del alumnado que suspende tiene una actitud que el Análisis Transaccional llama pasividad. El AT es una corriente psicológica que se centra en las relaciones personales, llamando a cada unidad mínima de comunicación transacción, y a base de analizarlas a creado toda una teoría sobre el funcionamiento de la mente humana. Tiene todo un capítulo dedicado a la pasividad, y la disgrega en hasta seis grados de pasividad (matriz de descuento: muy útil para orientar hacia la proactividad) y diferenciando cuatro conductas pasivas, muy comunes entre nuestro alumnado, (no hacer nada, sobreadaptación, agitación e incapacitación-violencia). Se entiende por pasividad toda respuesta que no permita resolver cualquier dificultad o problema. Por el contrario las respuestas que conducen a la solución las denomina pro-activas.
Así pues, la función del profesorado como educador consistiría en cambiar actitudes: creencias limitantes por creencias generativas, emociones negativas por emociones positivas más gratificantes y menos conflictivas, y conductas pasivas por conductas pro-activas. Algunas de estas funciones las solemos hacer de forma inconsciente o intuitiva y otras las hemos aprendido, pero otras aún las tenemos que aprender e interiorizar.
* Después de escribir este artículo, el otro día, leyendo en la revista MUFACE (julio-septiembre 2009) un artículo sobre la importancia de la orientación educativa, me llamó la atención una frase: “Los profesores somos personas nacidas en el siglo XX que, con frecuencia, educamos alumnado para el siglo XXI con metodologías del siglo XIX”. A continuación curiosamente realizan una entrevista, muy interesante, con el título “El profesor debe formarse en educación emocional”, en la que el entrevistado dice referiendose al profesorado: “... se precisa sobre todo una sólida formación en educación emocional, tanto para aplicársela a sí mismo como para tenerla en cuenta en la interacción con sus alumnos, familias y compañeros. Sin unas habilidades mínimas de tipo social y emocional, sus muchos conocimientos y destrezas adquiridos le van a servir de bien poco.”

13 de julio de 2009

ACTITUDES DE FRACASO

¿Qué es lo que diferencia un estudiante que aprueba de uno que suspende?
¿Es una cuestión de actitud? Con la Reforma pasamos de evaluar solo procedimientos y conceptos a evaluar también la actitud. Pero rápidamente nos dimos cuenta que quien tenia una buena nota de actitud en general también aprobaba los conceptos y los procedimientos y viceversa. Incluso la nota de actitud ayudaba a aprobar a los que no llegaban, aunque esto no ha servido para reducir lo suficiente el fracaso escolar. Entonces ¿quién suspende realmente? Los que tienen una mala actitud. Así pues, se reduce todo a trabajar las actitudes para reducir el fracaso escolar.
Pero, ¿Qué actitudes son las que se han de cambiar?
Al final de trimestre, se puede distinguir muy bien al alumnado que aprobará del que suspenderá incluso antes de la evaluación. Uno pregunta “Profe, ¿he aprobado?” mientras que el otro pregunta “Profe, ¿me has aprobado?” como si aprobar o suspender no dependiera de lo que ha hecho (o mejor dicho, no ha hecho) durante el trimestre. El primero sabe que para aprobar uno tiene que esforzarse en estudiar y hacer los deberes, mientras que el otro cree que depende de factores externos o que no controla. A esto técnicamente se le llama Atribución Causal y se adquiere en el proceso de socialización (la cultura en que se crece). Será por eso que en las estadísticas que estudian el fracaso escolar, éste es mayor en barrios marginales y/o en familias con bajos niveles socioculturales.
Por otro lado, cuando vemos que un alumno, al llamarle la atención de que no trabaja, empieza con comentarios tipo “Es que no me sale.”, “Es que no encuentro la solución en el libro.”, “Yo no sirvo para estudiar.”, “Es que es muy difícil”... o incluso un “Para qué, si voy a suspender”, ya sabemos que este alumno no trabajará. Si lo analizas, realmente no son excusas para no trabajar, sino que realmente no confía en sus propias capacidades y habilidades y por tanto su expectativa es el fracaso aunque se esfuerce. Así pues tiene un bajo auto-concepto en el ámbito de los estudios. En realidad no es que no tengan capacidad, sino que piensan que no la tienen por diversos motivos o experiencias. ¿Cómo si no son capaces de recitarte la alineación de su equipo de fútbol con sus números de camiseta y en cambio no puedan estudiarse las partes de una máquina? O ¿Cómo saben calcular si se pueden comprar en las rebajas un conjunto con sus respectivos descuentos con los 40 € que le ha dado su madre, y no saber resolver un problema de sumar dos resistencias con sus respectivas tolerancias? (por si se tienen dudas de las capacidades del alumnado de instituto, recomiendo que mireis el enlace de la Severn Suzuky ante la ONU http://www.youtube.com/watch?v=hrfcMlXmEZg).
Resumiendo, si el escolar cree que el resultado de su aprendizaje depende de sus capacidades y de su esfuerzo y además confía en ello, estará más motivado que otro que cree que el control depende de otras personas o del azar. Otro caso seria el escolar que piensa que sí que tiene el control del aprendizaje pero no confía en sus posibilidades, en que su motivación será baja y auto-limitante, lo intentará y al final se le aprobará por actitud. En el caso que confíe en sus capacidades pero crea que el control sobre el aprendizaje es externo y dependa de los otros y/o de la suerte, tampoco estará muy motivado, pues pensará que aunque lo haga bien, no se asegura el aprobado. Y por último, el que no confía en sus capacidades y además cree que el control es externo, no estará nada motivado, aunque puedes encontrar alguno que trabaja para no quedar en evidencia o por presiones y amenazas de sus padres.
No podemos olvidar que el equilibrio personal también es importante. Los tutores sabemos perfectamente que si un alumno o alumna tiene sus necesidades afectivas, físicas, relacionales... satisfechas y no le crean problemas importantes, es más probable que sea buen estudiante que si su familia está desestructurada, si no recibe suficiente atención de sus padres, o si su auto-concepto y/o autoestima son bajos, creándole problemas de relación. En estos casos, la responsabilidad es más de los padres.

Así pues, la solución pasaría más por trabajar las actitudes anteriores que no tanto con la pedagogía. La lástima es que no se nos ha formado para trabajar las actitudes, y, a veces, ni cómo evaluarlas, y la mayoría de nosotros, a veces de manera inconsciente, las trabajamos de manera intuitiva o por auto-formación. Me refiero al profesorado de la ESO, pues espero que a los maestros sí que se les haya formado en su carrera.

Además, estas dos actitudes generan un fracaso personal más allá del escolar. Por ejemplo tendrán más probabilidad de divorciarse (al no creer que puedan resolver y superar las dificultades de pareja) y no sabrán cómo resolver los conflictos y problemas con sus hijos e hijas, no serán competentes en su trabajo y serán los primeros en ir al paro...

Precisamente, en las últimas leyes de educación estas dos actitudes aparecen como autonomía y educar por competencias. Y al último comentario le llaman educar para la vida. Incluso dan algunas orientaciones de cómo aplicarlo.

NOTA POSTERIOR:
He encontrado un estudio serio que confirma lo que dice mi artículo. Tiene un estilo muy académico pero la discusión del final es asequible. Acceder a la página y descargar el documento PDF:

Autoconcepto, proceso de atribución causal y metas académicas en niños con y sin dificultades de aprendizaje

 

27 de abril de 2009

CURRICULUM OCULTO

Nosotros como profesores y profesoras, indistintamente de la forma en que eduquemos, transmitimos más lo que somos que lo que sabemos. Así, pues, ya sea que instruyamos o eduquemos, estamos enseñando, aún cuando no estemos conscientes de ello, una filosofía de vida, nuestra filosofía de vida.
Los conceptos que tengamos sobre la educación determinan en gran medida nuestro estilo docente: la forma en que concebimos al alumno, a nosotros mismos como docentes, a la educación misma y al objeto de conocimiento, entre muchas otras variables, determinarán nuestras acciones en el aula. Es por eso muy importante que nos demos tiempo para analizar, reflexionar, pensar, meditar, jerarquizar e incluso desechar concepciones.
Por ejemplo, si yo concibo a mi alumno como un ser con grandes potencialidades que esperan la oportunidad de concretarse (como un gran bloque de mármol que esconde al David de Miguel Ángel al que solo hay que sacar lo que sobra), mi acción docente se encaminará a propiciar situaciones y espacios a través de los cuales pueda desarrollar esas potencialidades. Pero si yo concibo a mi alumno como un mero recipiente donde introducir conceptos, me limitaré a instruir perdiendo esa oportunidad, y además me estresaré pues aparecerán conflictos derivados de no tratarlo como una persona, y veré la clase como una lucha.
Efectivamente, en el proceso de la educación se conjugan de manera ineluctable dos variables de primera índole: El educador y el educado. La concepción que el primero tenga de él mismo y la que tenga de su educado, darán, por definición, un resultado diferenciado en cada uno de ellos. Este es un punto en el que poco o nada reparamos aquellos que tenemos la gran responsabilidad de formar personas con un futuro como adultas. De hecho se nos olvida que "cada vez que nace un niño nace un genio", y que parte esencial de nuestra responsabilidad es la de desvelar la genialidad del educando, pues no todos los que acuden a nuestras aulas lo hacen respondiendo a la vocación, pues muchos, como en todos los oficios, lo hacen con la finalidad de acceder a un medio que les asegure un sustento en su próximo devenir.
En nuestra calidad de educadores, trascendemos de una manera muy especial. Nosotros, cuando hacemos bien nuestra tarea, vivimos en la mente de nuestros educandos. Éstos, sin importar el tiempo que pase, se sorprenderán recordándonos con agrado, pues habremos dejados en ellos una huella indeleble. Huella que a su vez transmitirán inconscientemente (o conscientemente) a aquellos con los que convivan, ya sea éste un convivir familiar, laboral, empresarial o social. Todos nosotros recordamos algún profesor o profesora de nuestra época de estudiantes que nos marcó, y que ha influido después en nuestras vidas. Nosotros podemos, y debemos, ser esa persona que deje huella en nuestro alumnado, que en un futuro serán personas adultas, trabajadoras, padres o madres...
Por estos motivos, nuestra formación como personas es de suma importancia. La formación que nos ofrece la Administración se limita a formarnos como formadores, en las TIC, recursos pedagógicos, y demás, pero nuestra formación para ser personas nos la tenemos que pagar, o en el mejor de los casos adelantar de nuestro bolsillo. ¿Cómo vamos a enseñar a nuestro alumnado a ser personas, como dicta además la nueva Ley, si nosotros mismos a veces no sabemos serlo? La Administración tendría que realizar un esfuerzo en cambiar o ampliar la oferta de formación e invertir en el crecimiento personal del profesorado, que tendría grandes consecuencias en la mejora de la conflictividad y de la motivación del alumnado, en su educación y en nuestra salud laboral.

LO QUE NO SE ENSEÑA EN LA ESCUELA

Bill Gates dio una conferencia en la Universidad de Yale dirigida a estudiantes y progenitores sobre protectores con unos hijos muy consentidos que sienten que todo lo merecen, en la cual expuso 11 reglas para la vida que no se enseñan en la escuela:

1. La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

2. Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

3. No ganarás U$S 5000 mensuales justo después de haber salido de la Universidad y no serás un vicepresidente hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.

4. Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación docente ni la paciencia requerida.

5. Dedicarse a cocinar hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos te­nían una palabra diferente para describirlo:le llamaban Oportunidad.

6. Si metes la pata, no es culpa de tus padres ni de tus profesores, así que no lloriquees por tus errores: aprende de ellos.

7. Antes de que nacieras, tus padres no eran tan "aburridos" como son ahora. Empezaron a serlo al pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escu­char tus quejas. Así que, antes de em­prender tu lucha por las selvas virge­nes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida; empezando por tu habitación.

8. En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En la escuelas te dan las oportunidades que necesites para ir aprobando tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles y llevaderas. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

9. La vida no se divide en semestres. No tendrás largas vacaciones de verano, de Pascua, de Navidad, del patrón del colegio, etc..., y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo -si lo deseas - en tu tiempo libre.

10. La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película, para irse a trabajar.

11. Sé amable con los más aplicados de tu clase. Hay muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

Deduzco pues que el ambiente escolar y lo que se enseña en la escuela no tiene mucho que ver con la vida real.
Ya la conocida Louise L. Hay comentó, recordando sus días de escuela: “Podría haber sido maravilloso si, en lugar de tener que memorizar todas esas fechas de batallas, a mis compañeros y a mí nos hubieran enseñado a pensar, a amarnos a nosotros mismos, a mantener unas buenas relaciones con los demás, cómo ser unos buenos padres, a saber administrar y gastar nuestro dinero y cómo conservar nuestra salud.”
Leyendo otro libro descubrí que habían hecho en EE.UU. un estudio en el cual se había preguntado a mil personas de treinta años si tenían la sensación de la enseñanza secundaria les había ofrecido las habilidades necesarias para enfrentarse a la vida. Más del ochenta por ciento de ellos respondieron: “No, en absoluto.” También se les preguntó que desearían que les hubieran enseñado, y las respuestas con más puntuación fueron cuestiones vinculadas con las relaciones humanas: cómo llevarse mejor con las personas con las que uno convive, cómo encontrar trabajo y cómo conservarlo, cómo actuar en situaciones de conflicto, cómo ser un buen padre o una buena madre, cómo entender la evolución normal de un niño, cómo administrar el dinero... y cómo captar el significado de la vida.
Casualmente, hay muchos puntos en común. Estos puntos son en realidad los aspectos que más afectan a las personas en el día a día, y los que se tendrían que trabajar en una buena educación (enseñar a ser, saber hacer i saber estar). Hay que diferenciar entre educación e instrucción. La finalidad de la educación es precisamente que el alumnado adquiera todas estas habilidades o competencias. La instrucción se refiere sólo al Currículum que se ha de enseñar en clase (Conceptos, Procedimientos, Competencias Básicas), que también se han de dar, aunque no es incompatible con la educación. Y esto no se enseña en una asignatura aparte o en tutoría, sino en el día a día de clase y en cualquier asignatura. Por ejemplo, si tienes que enseñar economía, empieza por la economía familiar y después la extrapolas a la economía de empresa, de lo práctico cotidiano a la teoría pura. O si te aparece un conflicto en clase, resolverlo en el momento, aunque implique retrasar la clase, pues también estás educando en la resolución de conflictos.
Nuestra función es pues enseñar a nuestro alumnado a mobilizar todos estos recursos personales (saber actuar) para alcanzar la realización personal y convertirse así en persones responsables, autónomas y integradas socialmente, para ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaces de adaptarse a las nuevas situaciones y de desarrollar un aprendizaje permanente durante toda su vida. Si nos limitamos a instruir (currículum y currículum) estamos perdiendo una gran oportunidad de poder educar a nuestra sociedad futura, y no tendremos derecho a quejarnos por la juventud de hoy en día. Todos somos parte del problema, pero también parte de la solución.

20 de abril de 2009

ORIGENES DEL FRACASO ESCOLAR

En la entrada de bienvenida de este blog me preguntaba si se habían hecho estadísticas o encuestas sobre las verdaderas causas del fracaso escolar, que comenté que eran más propias de la problemática individual interna del alumnado y sus circunstancias que no causas sociales, económicas o culturales. Pues he encontrado un blog que afirma que si que existen y expone los datos.
http://nahnimaku.lacoctelera.net/post/2007/11/24/el-fracaso-escolar

En él se comenta que efectivamente el fracaso escolar en España es muy elevado, y estamos casi en la cola de Europa. Pero luego comenta que se han realizado varios estudios sobre las causas del fracaso escolar y hace una especie de resumen.
Del conjunto de causas, sólo un 2 % corresponde a factores intelectuales, tanto por debajo (CI<85),>130) que es superdotado que no se detecta, que se aburre en clase y se desmotiva (el otro día oí en la radio que a los superdotados no se les detecta en la etapa escolar).
Hay un 29 % que se debe a trastornos del aprendizaje (como la dislexia, alteraciones sensoriales, físicas, tartamudez, etc.) que es conveniente detectarlos lo más precozmente posible (en Primaria), y lleguen diagnosticados a Secundaria. Que yo sepa, esto ya se hace, aunque no de forma exhaustiva o sistemática.
Existe, sin embargo, un 30 % debido a factores emocionales de todo tipo (como la depresión, la baja autoestima, trastornos de ansiedad, y luego ya complicaciones más severas, como psicosis o neurosis).
Se puede añadir otro 10 % que corresponde al TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad) que los psicólogos creen que es el problema, cuando seguramente no es más que un síntoma más de otras causas de fondo.
Y finalmente queda un 29 % como otras causas.
No se olvidan del papel de la familia, que consideran, como yo, un factor importante. Influye enormemente en la estabilidad emocional del alumnado y su equilibrio afectivo, perjudicando su rendimiento (al tema afectivo no se le da la suficiente importancia pero tiene más de la que se cree). Todos sabemos que hay ciertas situaciones que afectan al rendimiento escolar como son la muerte o enfermedad grave de un ser querido, una separación o divorcio de los progenitores y/o la posterior unión de estos con otra pareja, el nacimiento de un nuevo hermano, etc. que hay que enfocarlas bien para minimizar los efectos. En estos casos lo único que podemos hacer es un acompañamiento y un seguimiento, pero es una variable que no depende de nosotros.
Y también sabemos que el estilo educativo de los progenitores/tutores también afecta mucho al rendimiento escolar. Los extremos no son buenos, y tanto una severidad excesiva o disciplina extrema, o un perfeccionismo exagerado, como el exceso de protección y mimo, pueden afectar negativamente el rendimiento. Tampoco ayuda que los progenitores tengan estilos educativos muy diferentes, por el desconcierto que les genera o el aprovechamiento que puedan hacer (que ya sabemos que de tontos no lo son y saben qué pedir a quien para conseguirlo o saltarse el castigo y las responsabilidades con la complicidad del otro).
Otro factor que se comenta es la falta de control de los progenitores (ya sea por dejadez o por ausencia por motivos laborales) sobre la televisión, los videojuegos, el ordenador, internet. En el caso de los padres ausentes ¿cómo van a poder educar a sus hijos aunque quieran?
Además, si no se les ha educado bien, cuando llegan a la adolescencia aparecen los problemas del alcohol, las drogas, el sexo sin protección, las actitudes violentas y las actividades de riesgo. Y todo esto son consecuencias, que se han de prevenir mucho antes. Lo que yo digo, si tu hijo o hija están bien educados, ya pueden ir con quien quiera y donde quiera, que no abusará de nada, pero si no, ya lo puedes controlar que esté donde esté siempre conseguirá las drogas y el alcohol y se juntará con quien menos le conviene.