27 de abril de 2009

LO QUE NO SE ENSEÑA EN LA ESCUELA

Bill Gates dio una conferencia en la Universidad de Yale dirigida a estudiantes y progenitores sobre protectores con unos hijos muy consentidos que sienten que todo lo merecen, en la cual expuso 11 reglas para la vida que no se enseñan en la escuela:

1. La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

2. Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

3. No ganarás U$S 5000 mensuales justo después de haber salido de la Universidad y no serás un vicepresidente hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.

4. Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación docente ni la paciencia requerida.

5. Dedicarse a cocinar hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos te­nían una palabra diferente para describirlo:le llamaban Oportunidad.

6. Si metes la pata, no es culpa de tus padres ni de tus profesores, así que no lloriquees por tus errores: aprende de ellos.

7. Antes de que nacieras, tus padres no eran tan "aburridos" como son ahora. Empezaron a serlo al pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escu­char tus quejas. Así que, antes de em­prender tu lucha por las selvas virge­nes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida; empezando por tu habitación.

8. En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En la escuelas te dan las oportunidades que necesites para ir aprobando tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles y llevaderas. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

9. La vida no se divide en semestres. No tendrás largas vacaciones de verano, de Pascua, de Navidad, del patrón del colegio, etc..., y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo -si lo deseas - en tu tiempo libre.

10. La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película, para irse a trabajar.

11. Sé amable con los más aplicados de tu clase. Hay muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

Deduzco pues que el ambiente escolar y lo que se enseña en la escuela no tiene mucho que ver con la vida real.
Ya la conocida Louise L. Hay comentó, recordando sus días de escuela: “Podría haber sido maravilloso si, en lugar de tener que memorizar todas esas fechas de batallas, a mis compañeros y a mí nos hubieran enseñado a pensar, a amarnos a nosotros mismos, a mantener unas buenas relaciones con los demás, cómo ser unos buenos padres, a saber administrar y gastar nuestro dinero y cómo conservar nuestra salud.”
Leyendo otro libro descubrí que habían hecho en EE.UU. un estudio en el cual se había preguntado a mil personas de treinta años si tenían la sensación de la enseñanza secundaria les había ofrecido las habilidades necesarias para enfrentarse a la vida. Más del ochenta por ciento de ellos respondieron: “No, en absoluto.” También se les preguntó que desearían que les hubieran enseñado, y las respuestas con más puntuación fueron cuestiones vinculadas con las relaciones humanas: cómo llevarse mejor con las personas con las que uno convive, cómo encontrar trabajo y cómo conservarlo, cómo actuar en situaciones de conflicto, cómo ser un buen padre o una buena madre, cómo entender la evolución normal de un niño, cómo administrar el dinero... y cómo captar el significado de la vida.
Casualmente, hay muchos puntos en común. Estos puntos son en realidad los aspectos que más afectan a las personas en el día a día, y los que se tendrían que trabajar en una buena educación (enseñar a ser, saber hacer i saber estar). Hay que diferenciar entre educación e instrucción. La finalidad de la educación es precisamente que el alumnado adquiera todas estas habilidades o competencias. La instrucción se refiere sólo al Currículum que se ha de enseñar en clase (Conceptos, Procedimientos, Competencias Básicas), que también se han de dar, aunque no es incompatible con la educación. Y esto no se enseña en una asignatura aparte o en tutoría, sino en el día a día de clase y en cualquier asignatura. Por ejemplo, si tienes que enseñar economía, empieza por la economía familiar y después la extrapolas a la economía de empresa, de lo práctico cotidiano a la teoría pura. O si te aparece un conflicto en clase, resolverlo en el momento, aunque implique retrasar la clase, pues también estás educando en la resolución de conflictos.
Nuestra función es pues enseñar a nuestro alumnado a mobilizar todos estos recursos personales (saber actuar) para alcanzar la realización personal y convertirse así en persones responsables, autónomas y integradas socialmente, para ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaces de adaptarse a las nuevas situaciones y de desarrollar un aprendizaje permanente durante toda su vida. Si nos limitamos a instruir (currículum y currículum) estamos perdiendo una gran oportunidad de poder educar a nuestra sociedad futura, y no tendremos derecho a quejarnos por la juventud de hoy en día. Todos somos parte del problema, pero también parte de la solución.

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